Allá por 1832 un repostero llamado Franz Sacher inventó esta receta para complacer a un grupo de invitados selectos del principe regente. Tras viajar por Budapest y Bratislava entre otros, volvió a Viena y puso una tienda de delicatessen. Eduard Sacher, hijo de Franz, se instruyó como repostero en la pastelería Demel donde empezó a comercializarse la tarta Sacher tal como la conocemos hoy en día. Cuando el Hotel Sacher fué fundado surgió un conflicto entre este y la pastelería por el derecho "de autor" de la tarta en cuestión. Finalmente ganó la batalla el hotel, aun existente hoy en día, que pasó de generacion en generacion Sacher hasta el presente.
Desde luego para mí era un destino obligatorio, y ni siquiera la tormenta de verano que cambió el cielo azul de 26 grados a una lluvia intensa, fuerte e imparable pudieron detenerme. Despues de comer arrastré a mis amigos hasta el hotel, donde nos refugiamos en la lujosa cafeteria con lamparas de araña, el "Cafe Mozart".Todos pedimos un pedacito de la tarta y un café y disfrutamos de nuestra media horita de niños ricos... Qué bien nos sentó no merendar patatas fritas de supermercado!
El servicio fue profesional y encantador. Uno de mis amigos al parecer había sido concebido en aquel hotel durante la luna de miel de sus padres. Tan encantadores fueron los camareros que escucharon esa y muchas otras historias antes de que les pidieramos la cuenta!
El precio no es bajo, pero es algo que hay que visitar y probar si te gusta la repostería. El pedazo (gran pedazo) de tarta cuesta 5'5€, y el café vienés lo mismo. El café irlandés que pidió mi amigo es fuerte pero riquisimo y cuesta 8€. No es barato, pero merece la pena!!
Aqui os dejo unas fotos. Como véis, la tarta Sacher se compone nada mas que de dos pisos de bizcocho de chocolate gruesos unidos por una capa de mermelada de albaricoque y cubierto por una capa fina de chocolate negro.
Rematadamente deliciosa!
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